Ayer fui un día raro. Me despertó Athos a las 10.00 y me dijo: Quiero poner el televisor, escuché un hombre por la calle que dijo «murió Kirchner», quiero ver si es verdad. Encendió el televisor y la noticia estaba en todos los canales. Athos se sintió muy consternado, y yo sorprendida, no lo podía creer. Me levanté, desayuné y cuando estaba desayunando vinieron los censistas, dos, un chico y una chica, muy jóvenes, de unos dieciocho años cada uno. Athos le dijo: Murió Kirchner. Sí, dijo la chica con una sonrisita nerviosa: Todos nos cuentan lo mismo.
Después del censo me acosté y me dormí. Me levanté para cocinar y comer. Después de comer nos acostamos de nuevo los dos y a las siete y media de la tarde Athos me despertó para ir al Monumento, a reunirnos con toda la gente que también estaba triste. Eso fue muy lindo, poder encontrar amigos y saber que no somos los únicos que nos sentimos así.
Cuando volvimos a casa miramos 678, un programa especial con mucha gente de la cultura, la política, el periodismo, triste por la muerte de Kirchner y esperanzada por estar todos juntos apoyando a Cristina.